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lunes

La Nueva Carne (2 de 2): Placer y dolor indivisibles.




Como decía en la primera parte de este artículo, la Nueva Carne ha muerto.

¿Sólo porque Cronenberg, su mayor profeta, ha dejado de estar adherido a esta corriente filosófico-anarkista?

No. Clive Barker tiene también mucha parte de culpa.
Clive es probablemente el escritor que mejor ha plasmado el concepto en la literatura. Sus personajes se ven envueltos en espirales de violencia inhumana sin ninguna compasión por parte del escritor. El Bien tiene tantas posibilidades de vencer como el Mal (quizá menos gracias a la mezquindad del hombre). Eso junto con el gusto escatológico de Barker por la sangre y el cuerpo humano hace de sus historias unos cuentecillos amorales macabros dignos de ser Cine de Culto para estómagos fuertes. Varias veces se ha intentado llevar al cine sus historias con desigual fortuna. Finalmente el propio escritor quiso tomar el control. Así apareció, en 1987, Hellraiser.


Con la perspectiva de los años, se puede decir que esta película fue la puntilla clavada en el costado de la “Nueva Carne” que ha desangrado gota a gota al concepto hasta la muerte.
Me explico.

REINO UNIDO, finales de los 80, el "punk puro" dura poco y se está convirtiendo en el "nuevo romanticismo". La rabia automutiladora de los primeros se convierte en amor hacia la desgracia, la flagelación anímica y sentimental. El negro es el color de las almas y de las vestimentas de esos chicos. Bajo ese concepto nace la corriente siniestra New Wave. Y bajo este manto aparece Hellraiser. Una gran película en cuanto a conceptos, rodada de una forma justita por Barker: la llave de las puertas del placer está disponible para todo aquel que la busque. Un placer más allá de cualquier amor, más allá del dolor, más allá del propio placer. Un placer inflingido por sus mayores guardianes, los Cenobitas, seres infernales víctimas a su vez de esa búsqueda del placer-dolor. Seres icónicos que catapultaron a su maestro de ceremonias (PinHead) a los anales del cine, y a su actor Dough Bradley al más alto estrellato entre las hordas del fantástico.

A partir de aquí el caos.

Sucesiones de secuelas y precuelas vampirizan el tema. Los Cenobitas se han convertido en moda. Estos demonios, junto con El Cuervo crean estilo. Miles de jóvenes se visten como sus antihéroes, latex, cuero y cadenas. El ciberpunk se apunta al gótico. Hollywood abusa de los clichés; Underworld, Blade (nota: ¿os he dicho alguna vez que me encanta Blade hasta que sale Snipes?, Tracy Lords, el ambiente de carnicería, el baño de sangre, Tracy Lords, jejeje), el resto de secuelas de El Cuervo

Se ha perdido el “alma” de la Nueva Carne. Se ha confundido el continente con el contenido. Todo ha perdido su horizonte filosófico para encontrar un ímpetu estético ABSOLUTAMENTE alejado de sus orígenes.

Y os preguntaréis, ¿qué tiene que ver con ello Clive Barker?, él sólo ha rodado las dos primeras Hellraiser y son buenas. No tiene la culpa de las bazofias restantes…

Cierto. Pero Barker sí que ha hecho algo importante para acabar con la Nueva Carne.
Al igual que Cronenberg, la ha abandonado.
Sus libros ya no recogen sus postulados. Se ha alejado de la literatura de terror para adentrarse en la “simple” (quien pudiera dedicarse a ello…) fantasía.

¿Quién se hará cargo ahora del cadáver?, ¿alguien querrá resucitarlo?

La Nueva Carne ha muerto, Larga vida a la Nueva Carne.

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