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jueves

Battle Royale II: Requiem




BR es una ley que crea el gobierno japonés para controlar a una juventud cada vez más anárquica y descontrolada. El objetivo, que los jóvenes se acaben matando entre ellos, y así ahorrar tiempo y dinero a Japón.

Una clase elegida al azar.
Una vez al año.
Sólo puede quedar uno.

Ese es el argumento básico de Battle Royale ("Bateru Rouaiaru" para seguidores de la V.O.). No me extenderé más porque ya hay un artículo en referencia a ella en esta web.
¿Qué se puede hacer para rodar una continuación sin repetir conceptos y aburrir? Pues parece que decidieron llevar hasta el absurdo las ideas y dejar hacer, a ver qué pasa.

En Battle Royale II: Requiem, se repite casi especularmente el inicio: una clase de perdedores es elegida y llevados al juego, su profesor se pone al mando del ejército (el gran Kitano en la primera, el no menos grande Riki Takeuchi en ésta), y todos con un arma y un collar que explota si son niños malos…

Hasta aquí exactamente igual. A partir de aquí la locura: un desembarco a lo “Normandía” no menos explícito que “Salvar al Soldado Ryan” (rodado con la misma intensidad, ¿casi plagio?). ¿La misión? Matar al Nanahara Tsuya, el superviviente de la 1ª parte. Desde ese momento hasta la mitad de la película, muchas muertes, de dos en dos para ser precisos. Jóvenes contra Tsuya y sus terroristas.


¿Y qué hay luego?, se invierten los papeles, jóvenes contra ejército. Matanzas, profundos discursos pro-libertad, pro-afganos, anti-yankis, anti belicistas, pro-terroristas... Una absurdidad muy divertida la verdad.
Las escenas de batalla son tan largas y tan absurdas que se te olvida que son tediosas. Eso, junto con un final bastante increíble (como si algo en esta peli pudiera pasar como cierto) te deja con una sonrisilla en la cara, pero con la sensación de haber sido manipulado por un japo loco por los AKA-47…

¿Lo más desconcertante de todo? Pues es cómo puede ser maniqueísta una película en la que todos son malísimos, buenísimos y todo lo contrario. ¿Los más malos?, por supuesto los EEUU, aunque en ningún momento los nombran (hablan de “ese país”, “si eres de los buenos has de estar con ese país”, etc.).

Divertidísimas son dos escenas (la primera vez que la vi fue en Sitges hará 3 años o así, y allí se iba a caer el teatro de los aplausos y risas): Una la del derrumbe a lo 11-S de las torres del ayuntamiento de Tokyo (¿comparan a los terroristas japoneses con los talibanes?, aunque luego ponen de malos a los yankis… ¡no entiendo nada!)


Y la otra cuando el profesor Riki (en la linea de sus papeles en la trilogía Dead or Alive de Miike, pero aún más pasado de vueltas) nombra uno a uno los países que han sido bombardeados por EEUU dejando millares de victimas inocentes. ¡¡INCREÍBLE!!


En definitiva, una película muy divertida, en ocasiones excesivamente larga, y con un discurso político algo confuso (“lucharemos hasta acabar con todos los adultos si fuera necesario para conseguir reír como ríen los niños en Afganistán, a pesar de los 20 años de guerra y bombardeos”… casi textual, os lo juro…).


Yume

3 comentarios :

kuroi yume dijo...

Si buscas algún tipo de magia no la veas. Va directa al grano político pasado de vueltas.

Si buscas divertirte a lo bestia (y si no te cansan las escenas bélicas) es una buena opción.

Pero nada que ver con la primera (amor, pubertad, mala leche, rencores..., nada de nada)

Anónimo dijo...

El discurso del abulo nipon en afganistan sobre la resistencia y el AK-47 es una de las cosaas mas subrealista de toda la peli.
Por cierto Yume, todabia no has dicho que diantres (por no decir COÑO)son los dichosos (por no decir PUTOS)números aquellos.

Anónimo dijo...

Mientras que la primera era una obra maestra esta es una pestilencia en todos sus aspectos. Ya no es solo lo pesadísima que se hace, el ritmo lentísimo, y el guión pseudo-político insostenible, es que ni si quiera las escenas violentas tienen la misma magia que la primera. Parecen sencillas escenas de guerra, de las de cualquier película americana. Me desilusionó muchísimo.