Paul: Está este sitio llamado Prípiat. Es la ciudad que está al lado de Chernovyl. Uri, que está dispuesto a llevarnos hasta allí, es guía de turismo extremo. Va a enseñarnos esta ciudad que fue abandonada de la noche al día. Literalmente. No tuvieron tiempo para llevarse nada. Fábricas, escuelas, tiendas, apartamentos... todo sigue allí. Imagina la sesión de fotos que podrías hacer, Amanda.
RELATO CINECARTOGRÁFICO
En abril de 1986, en la ciudad de Prípiat, al norte de Ucrania, vivían unas 45.000 personas, la mayoría familias de trabajadores de la cercana Central Nuclear de Chernovyl. Para no causar alerta, no fueron evacuadas hasta casi dos días después de la explosión en el reactor número cuatro de la Central. La única instrucción que se dio a los habitantes fue que no debían llevarse nada más que sus documentos, ya que estarían de vuelta en tres días, cuando la "situación insatisfactoria de radiación" se hubiera resuelto. La ciudad quedó así congelada indefinidamente en el tiempo.
Chernovyl Diaries es una de esas películas que, a pesar de su argumento insulso y poco original, cuenta de partida con varias buenas bazas a la hora de despuntar entre toda la oferta de cine de género que se estrena cada año. Y es que narra las aventuras europeas de un grupo de jóvenes norteamericanos que contratan un tour de turismo extremo que consiste en pasar un par de horas en Prípiat, una de las ciudades fantasma más conocidas de la actualidad.
Como es de suponer por el trivial argumento, el principal punto de interés es que la cinta transcurre precisamente en esa ciudad, cosa que, de partida, podría excusar el error de la falta de carisma de los protagonistas. Y es que sería desaprovechar la historia, y hacerle un flaco favor a las expectativas creadas por el título, no hacer de la ciudad el verdadero centro de interés de la película. Pero lamentablemente pronto se revela que no es así: Lo lógico sería de esperar un escenario recargado y repetitivo típico del urbanismo comunista, fundamentado en los principios utópicos de Le Corbusier, plagado de grandes torres de bloques producidas en masa, separadas por zonas pensadas para el tiempo libre de sus residentes. Un escenario enorme, recargado y laberíntico, donde la ausencia de su superpoblación sería evidente y lo convertiría en un fantástico escenario para una cinta de horror. Un poco como el ambiente que consiguieron dos de las secuelas del videojuego en primera persona con toques sobrenaturales S.T.A.L.K.E.R. (Shadow of Chernobyl, 2009 y Call of Pripyat, 2010). Pues siendo difícil obviar los precedentes culturales y la atracción evidente hacia el tema principal, en Chernovyl Diaries no se aprovechan las ruinas industriales, ahora infestadas de vegetación, ni esas imágenes desoladoras del parque de atracciones abandonado que tan célebres se han hecho en decenas de reportajes sobre la catástrofe. La mitad de la cinta transcurre en interiores que pueden haber salido de cualquier otra película. Y los exteriores son, o un bosque cercano, o siempre los mismos dos planos de la misma calle. Esto se explica al final de los títulos de crédito: rodada en Serbia y Hungría. Es evidente que los aún elevados niveles de radiación desaconsejaban rodar la película en localizaciones reales en Ucrania, pero, por otro lado, el presupuesto de la película tampoco parece haberles dejado realizar un gran esfuerzo escenográfico. Han conseguido localizaciones en un par de edificios arquitectónicamente similares a los de Prípiat, con las características más habituales y populares de las ciudades dormitorio comunistas, y han acabado de hacer su truco colocando en una plaza solitaria las ruinas de una noria.
La cosa es que para acabar de hundir el resultado final, el otro punto de interés, los mutantes radioactivos que acosan silenciosamente a los jóvenes, parecen de relleno, casi sin importancia en la tensión fílmica, pero aún así son mucho más relevantes para el argumento que la amenaza invisible de la radiación, de la que parecen olvidarse muy pronto tanto los personajes como los guionistas, hasta un desenlace final incluso más manido que el resto de la película. Eso sí, el único sobresalto interesante que tiene Chernovyl Diaries nada tiene que ver con la mitología mutante, y sí en cambio con el folklore ruso, y un oso tan fuera de lugar como un pingüino en un ascensor.
FICHA TÉCNICA
Nombre del lugar: Prípiat.
Visitante: Zoe, Natalie, Amanda, Chris, Michael, Paul.
Fecha de la Visita: Actualidad.
Situación: Norte de Ucrania.
Dirigido por: Brad Parker.
Director de Fotografía: Morten Søborg.
Director de Arte: Steven P. Brown.
Efectos Especiales: DIVE, Shade VFX, The Paint Collective, BOT VFX, Zero FX, Millennium FX.
Año: 2012
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