La novia Cadáver

NO CONTIENE SPOILERS, tranquilos!!

Tim Burton ha vuelto, o al menos ha vuelto al cliché de lo que se espera de él (parece mentira que la película más representativa de su sello, “Pesadilla antes de Navidad” sea en la que menos ha participado…en fin).

La cuestión, tenemos a Burton allá donde todos le queríamos. Hablándonos de “outsiders”, claro, pero enseñándonos un mundo de fantasía macabro al estilo Edward Gorey. Queríamos ver fantasmas, muertos y zombies esqueletos y sentirnos de su parte. Tomar cariño a lo que nos da miedo y reírnos con ellos. Tim lo hacía antes, y lo había perdido. Tim lo ha vuelto a encontrar.

“La Novia Cadáver”, es un proyecto que lleva anunciado desde antes de que se estrenase “Sleepy Hollow”, y esta vez parece que la intervención del “chico raro de Burbank” es mayor que en “Pesadilla”, (pero ya veremos dentro de un tiempo cuando su “otro” director, Mike Johnson, crea que se la está ninguneando).

De nuevo, tenemos dos mundos muy diferentes (el de los vivos y el de los muertos) que chocan al entrar en contacto, y un personaje que está al límite entre los dos. De nuevo las diferencias no son sólo estéticas, sino de concepciones de la realidad, colisión de esquemas de vida que crean el conflicto.

En este sentido, todas las (buenas, permitidme decirlo) películas de Burton son iguales. Y el hecho de ser animación “Stop-Motion”, igual que su predecesora, no ayuda a destacar por sí sola sus cosas buenas (que las tiene y muchas), y obliga casi a comparar ambas películas. Siendo la protagonizada por Jack Skellington un clásico, la que nos ocupa tiene todas las de perder. Pero por una vez, Burton sale bastante bien parado. La historia es más que interesante, ya que los personajes que están fuera de lugar son varios en este acaso, y la situación es de difícil solución (otra cosa es si nos convence el final, aunque yo creo que es más que aceptable)

Lo más interesante de esta película es, sin duda, el mundo de lo muertos. No una burocratizada oficina de desempleo rodeada de desiertos y serpientes de arena, sino una ciudad llena de los colores que faltan al mundo de los vivos: colores, música jazzy, booguey y fiesta. Bombines y pianolas, verdes ácidos y rosas oscuros. Luces, y temática mexicana muy parecidas a las que se utilizaron para la guarida de Ooguey-Booguey. Temática y estética muy parecidas (resulta hasta sospechoso, la verdad) a las que hace algunos años se usaron para ambientar el juego de Lucas Arts “Grim Fandango”.

Unas imágenes de muestra.






En definitiva, un director que vuelve al redil, una buena película, con alguna canción para la posteridad (aunque, siento caer en el tópico, las de “Pesadilla” son insuperables) y una nueva película para demostrar una vez más que la animación es un medio adulto que tener en cuenta.

Yume.