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sábado

Sitges 2017: día 10 [Sábado 14]

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sábado 14

A efectos prácticos, para la prensa, el sábado es el último día de Festival, ya que el cansancio y la acumulación de películas hace muy difícil pensar en disfrutar de las maratones del domingo. Así que bienvenidos a la última entrada del diario de este Sitges 2017.



the lodgers

The Lodgers (Brian O'Malley, 2017)
Otra acumulación de clichés para las mañanas del Auditori. Este film de horror gótico, no sabe diferenciarse de los cientos de películas que se han rodado antes con la misma temática, fotografía, estilo, e incluso argumento. Unas peores, otras mejores, ojalá llegue el momento de que haya algo que aportar en el subgénero, pero de momento hay que conformarse con estas historias de fantasmas familiares, en casas semi abandonadas, rodeadas de lagunas tenebrosas, y de atmósferas azuladas, donde la sombra del incesto y del amor prohibido llevan a la perdición de sus protagonistas. Técnicamente es precisa, y los actores están muy correctos, pero no dice nada, no llega.





compulsion

Compulsion (Ángel González, 2017)
Thriller funcional jugando en los límites del slasher, en el que una mujer sospecha de la infidelidad de su marido y eso la lleva a un escenario terrible de horror y muerte. Primer largo de ficción del director, cumple sin muchas más complicaciones. El final, aunque bastante anticlimático, se olvida con un epílogo bastante curioso, que choca por lo alejado del tono general, más que por su impacto. La cuestión aquí es que es la última de las muchas películas de Sitges 2017 que trata la violencia de género, e intenta ser feminista. En este caso, procurando que los personajes femeninos sean fuertes pese a la situación a la que se ven abocados. Y de nuevo surge a la palestra el test de Bechdel, que por supuesto Compulsion tampoco pasa (y no es tanto demérito, casi ninguna lo hace), y me pregunto, ¿qué será necesario para que dejemos de mirar por estos trasfondos en el cine, y podamos disfrutar de la ficción sin que veamos reflejados lamentables fantasmas de la realidad en ella?





the brink

The Brink (Jonathan Li, 2017)
El cine acción policiaco procedente de China nos tiene acostumbrados a unos clichés que se subvierten en The Brink por la simple razón de que se sacan de su contexto habitual. Aquí se da la polarización bueno / malo, policías / ladrones, y se muestran las apasionadas relaciones de fidelidad, honor, empatía, sacrificio, y tozudez, propias de ese género de películas rodadas tanto en la isla como en el continente. Pero en pocas hay un vínculo tan fuerte por encima de lo que acontece, en pocas lo que importa de verdad es la hermandad de aquellos que tienen a la diosa del mar como patrona. Aquí el mar no es sólo el escenario, si no es la patria, el inicio y el fin, la esposa a la que serle fiel, a la vez que el guardián que les protege. Tanto el poli bueno como el ladrón son marineros, y eso los hace estar más unidos que por las razones honorarias típicas del cine de directores como John Woo. A pesar de eso, están condenados a enfrentarse. Se entienden a la perfección, pero, en este caso, el oro se interpone entre ellos. Y así acontece la violencia, la desdicha, y la muerte. A pesar de su multitud de escenas de acción trepidante, no acaba de apasionar, quizás por su mezcla torpe de temas, o por alguna escena aburrida (¿luchas subacuáticas?, ¿en serio?). En todo caso, no la recordaré tanto como algunas de las muchas cintas de acción china que he visto en otras ocasiones en el Festival.





A Silent Voice

A Silent Voice (Naoko Yamada, 2016)
Y acaba el Festival de Sitges 2017 con una última película de animación, en este caso la muy esperada A Silent Voice. Varios compañeros expertos en anime me habían hablado muy bien de ella. La voz del connaisseur, junto su temática (la historia de un abusón, narrada desde su punto de vista), me atraían mucho. Y la película explica eso, y mucho más. Principalmente porque el punto de vista es el de ese estudiante que martiriza a algunos de sus compañeros, pero se narra de forma muy realista y sincera, ya que el protagonista no se da cuenta de que es el matón de clase, ni de que sus amigos se relacionan también de esa forma de dominio y sumisión con el y con los demás, ni es capaz de ver que todo se vuelve extraño cuando pasa el tiempo, cambia el entorno, los compañeros, y quien era su antítesis en algún momento del pasado, puede convertirse en el único salvavidas al que agarrarse en situaciones difíciles. Si el cine está hecho para emocionar, en A Silent Voice se encuentra una obra que toca muy adentro, y en la que se reparten un par de grandes lecciones de vida muy valiosas. Y eso es una cosa muy difícil de encontrar, ya sea en anime, o en cine de imagen real. Una excelente forma de acabar el Festival.



Y ya está. Es sábado noche. Día de celebrar que nos hemos reencontrado con los colegas un año más, y de beber por los que hemos pasado y los que vendrán. ¡Gracias Sitges, nos vemos el año que viene!






yume

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