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domingo

sobre jalapeños, cuervos y, una vez más, flequillos emo

draven emo


divago...
la otra noche, comiendo jalapeños que harían llorar como una nena a Homer Simpson, en una taberna mexicana empapelada con pósters del Enmascarado de Plata, y acompañado por dos [1] [2] de las grandes mentes de esta blogocosa, fui testigo de muchísimas grandes excentricidades. Tan extremas como estúpidas o brillantes. Cuando una conversación se convierte en un tour de force dialéctico, en una lucha de titanes por conseguir la mejor puntuación en la escala twitter de ocurrencias ingeniosas, todo es posible. Y, desde luego, uno puede sentirse afortunado si al día siguiente consigue recordar alguno de esos trocitos de genialidad.

Lamentablemente, ese conocimiento se escurre por el baño como el resto de la cerveza que acompaña, y cataliza, la alegre vocalización de despropósitos (y más con unos jalapeños que hubo que apagar con mucho guacamole). Así que con estas líneas no les haré partícipes, lectores curiosos, de lo que allí se dijo. Porque fue largo, divertido, y porque tanta información de golpe hace que sea incapaz de recordarla del todo.

Pero surfeando esta mañana, posiblemente leyendo las cosas que ustedes han escrito, me ha llegado como un golpe de remo en la coronilla una de las afirmaciones que defendí con más entusiasmo (si es que no defendí con excesiva vehemencia cualquier cosa que salió de mi boca). Y es que, de tanto leer por ahí que Ledger-Joker se parecía mucho a Lee-the crow, y después de las risas que me ha provocado la sencilla idea de que cualquier persona pintarrajeada se parece al cuervo (joder, hasta yo), he recordado que el hijo de Bruce murió para ser víctima de mis tonterías:

Brandon Lee es el culpable de que hoy en día existan los emo.

Esta teoría, junto a la que ya desarrollé en su momento de que el malogrado actor fue también el culpable de la extinción de la Nueva Carne [+], tiene una explicación muy simple. The Crow de Alex Proyas era carne de serie B videoclubera. Tan recordada como el Punisher de Dolf Lungren, o cualquier traslación de un cómic a cine en aquella época. Porque no se engañen, toda la poética de la película, viene a causa de la muerte de Lee, porque si no hubiera sucedido así, y con el poco respeto que mostraba el guión original al (este sí, poético y doloroso) cómic de James O'Barr, la película se hubiera quedado en una versión noventera de la patética Ghost Rider.

Pero un fallo del maestro armero, que al parecer se olvidó retirar las cápsulas que debían asomar en el primer plano de un revolver, y el echo de que no las sustituyera por cartuchos sin cápsula en la escena en la que las armas debían ser disparadas, dio como resultado, un muerto, una leyenda urbana, varias personas muy ricas, la carrera de Proyas lanzadísima, y puso la primera piedra al gótico mainstream: ese con look que va desde el vampiro tuneado de gafas de sol, al neo-despertar del cyberpunk.

Los años pasaron y los hijos de Eric Draven se multiplicaron como negros conejos mutantes. Hasta que llega la invasión oriental que es a su vez una regurgitación colorista y poppy de nuestras estupideces occidentales. La perversión Hello Kitty llega a la moda siniestra, que la asimila sin paladear. Sin nuevas teorías pseudorománticas. Lo darky deja de ser una filosofía para convertirse en una impostura. Una bella simplificación en colores rosas, rojos y negros.

Y la música, INDUSTRIA donde las haya, sabe aprovechar (una vez más) esa nueva fiebre adolescente. Se reinventa y mercantiliza el género de los 80 conocido como emotional hardcore, y los grupos prefabricados abrazan la nueva fe, y ya no bailan porque no es guay, y ya no ríen porque sus jóvenes vidas son tristes; aunque se vistan de colores vistosos y de sus móviles cuelguen llaveros con pequeños panda zombie, cabezas de marionetas burtonianas, y extrañas Emilias. Y cantan sobre el dolor de los amores perdidos, y las fiestas de cumpleaños estropeadas por la plomiza lluvia, acompañados de música triunfal de fanfarrias, crecendos, e interminables marchas fúnebres.

Así, casi sin pestañear, llega lo que hoy se conoce como emo. Y arrasan como estética y llenan el cine de flequillos y almas atormentadas...

Pero es evidente que se equivocan: el único flequillo de la música es Bowie, y el oscuro bueno es el de Reznor. Así que pierden su patético tiempo.




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15 comentarios :

Anónimo dijo...

Yume, no generalice tanto... le aseguro que un servidor, por ejemplo, ni maquillado por Stan Winston, se parecería al susodicho Brandon Lee.

Saludos.

Bizita Q dijo...

Yo como decía Radio Futura estoy enamorado de la moda juvenil, de los chicos de las chicas y sobretodo de los maniquís. Pero mi cuestión venia mas dirigida hacia si los emos esteticistas, son también estetas y escuchan emocore? A mi el emo, el screamo y su puta madre, que conste, con cuentagotas, es hardcore moña al fin y al cabo, pero hace tiempo que aprendí a no cerrarme en banda a ningún sonido.

PD: Yo odio a los newravers, putos oligofrénicos coloristas.
PD2: La culpa de esos pelazos la tiene Ian McCulloch.

kuroi yume dijo...

javier, que sí, que sí... que es sólo cuestión de pelo y maquillaje blanco.

bizita, como refleja el texto, lo mío es un rápido esbozo estético, porque sinceramente, no sé qué escuchan. La mayoría de los grupos que ahora se consideran emo, son completamente intercambiables para mí. No es que me desagrade, pero no les veo personalidad.

Como podrá ver por mi recomendación final, hace tiempo que me desconecté de lo moderno, pero me da la impresión que este tipo de corrientes o etiquetas, siempre surgen a partir de una publicación musical. Aunque si se piensa detenidamente, seguramente siempre ha sido así...

El Tete dijo...

>y ya no bailan porque no es guay, y ya no ríen porque sus jóvenes vidas son tristes

Y apuesto a que no disfrutan cuando follan.

¿Te puedes creer que ayer dieron por la tele "10 razones para odiarte"? Sabes por qué, ¿verdad?

kuroi yume dijo...

Pues sí, tete... lo que me extrañó fue que tardaran tantos días en emitirla.

Anónimo dijo...

¿¡Pelo yo?!... ¿Es coña, no?

Aura dijo...

Deberían llevarse una grabadora cuando salen por ahí.

Aura dijo...

Por cierto, ya no se ve el video...

Higronauta dijo...

¿A qué no es capaz de repetir toda esta parrafada ingiriendo otra ración de quesadillas picantes??

Pero... ¿y lo monos que son los emos, que parecen meras copias desvirtuadas? Tenga en cuenta que todo movimiento social tiene un reflejo distorsionado y generalizado, que elimina el contenido y se queda, normalmente, con el continente. Es pura ley de mercado con el fin de facilitar el movimiento de capital. Y, qué quiere que le diga, prefiero unos cuantos emos a otras subespecies sociales. Al menos a estos, es fácil rizarles el rizo...

Apostilla: ¿Ledger ha muerto? ¿Cuando? No me había enterado...

Hombre Lobo dijo...

Solamente tengo una cosa qué decir al respecto:

http://www.youtube.com/watch?v=4nRNYG_xM2U

Ah, y este tampoco se suicida.

kuroi yume dijo...

javier, los FX, hoy en día son una maravilla. XP

aura, no quedan cintas de 90 en el mercado para tanto rato sin dejar de rajar (y eso que Maese Higro y yo ya habíamos quedado unos días antes para hacer unas copas...)

Don Higro... estoooo, nop! y no me diga que el señor Ledger ha muerto???!!! Aaah, por eso siguen dando sus bazofias por la TV...

hombre lobo: jajaja, pobre niño!
por cierto, no quiero meterme con sus lectores, pero evidentemente que no me refiero a la miniserie de "El Resplandor" cuando hablo de la peor película de King (y menos cuando sugiero que es la ÚNICA dirigida por él). Supongo que se lo imaginaba.

Estrellita Mutante dijo...

Y que conste que lloricas como los emo ya había hace muchos años.

Recuerdo con especial... repelencia, cierto individuo de mi ciudad que se vestía como el susodicho Lee y se hacía llamar Cuervo. Creo que era el único que se llamaba de esa manera, el resto lo llamabamos triste o ridículo.

Dr.Benway dijo...

Sinceramente yo me pierdo entre tanta definición y etiqueta (esto parece la sección de rebajas de Zara)


Pero los emos han desvirtuado el mensaje que nos dieron los grandes arquitectos musicales de la tristeza, y eso ya es suficiente para que se les odie. He dicho.

Anónimo dijo...

Razón no le falta amigo Yume.
The Crow es una medianía infladísima y quizá lo sea por contraste a las burdas exploitations con Mark DaCascos.
Puede que el vástago de Bruce Lee sea el padre espiritual de la muchachada emo pero la paradoja está en la propia banda sonora de la película. En ella sí que encontramos a los prebostes de una parte de la música oscura (llámenle como buenamente quieran), de The Cure a The Jesus and Mary Chain, pasando por NIN o, ya en más chusco, Henry Rollins y Helmet. Si ese es el referente de los nuevos chicos con flequillo que hacen mierda con una guitarra ¿por qué la banda sonora acude a las fuentes originales?
Supongo que es lo que apuntabas, la vil industria fagocita sentimientos puros para transformarlos en tendencia y fabricarlos en serie. Eso ya pasó en los primeros 90, el inusitado éxito de los entrañables Nirvana y la posterior muerte del ínclito Cobain hicieron mucha, pero que mucha pupita a la música.
Si usted se pilla la MondoSonoro de febrero, lo más seguro es que pueda leer lo siguiente a razón de un disco que he tenido en "suerte" reseñar (menos mal que me los regalan) y que no es otro que el de un grupito de emo que se hace llamar "Ride Your Bike", por fortuna tienen algún que otro registro y no son del todo abominables como algunos especímenes que pululan por ahí. Abro con estas líneas:
"Mucho antes de que sirviera como desahogo adolescente y forro para carpetas de la facción más "rockera" de los lectores de Super Pop, la etiqueta emo ayudó a definir una serie de bandas que, con Sunny Day Real Estate al frente, se caracterizaron por el uso de guitarras saturadas de ascendencia hardcore pero dotando al conjunto de un tratamiento vocal melódico..."
El caso es que cuando lo más o menos real se torna en impostado e inducido pues apaga y vámonos.
Bueno, a ver cuándo vamos a tomar unas quesadillas y unas coronas.
Déu!

kuroi yume dijo...

sr. berrakus, en la próxima estará presente, seguro!