A estas alturas de la historia, que una segunda temporada supere en calidad a la primera no es algo que extrañe a nadie. Aún diría más: una serie cuyo segundo año no mejore de forma evidente, tiene los días contados.
Si dudan de esta afirmación, les diré que de acuerdo: que cuando quieran quedamos a discutir delante de unas cervezas lo bien que comienzan las terceras temporadas de Pushing Daisies, Shark, V (2009), Human Target, Jericho, Masters of Horror, o (más o menos) medio millón de teleseries más. Y aún suerte si han tenido la oportunidad de intentar expresar las bondades de sus lineas argumentales con una segunda tanda de capítulos. Porque seguro que a vds. se les ocurren otra cantidad inmensa de series que fueron canceladas cuando habían dado apenas los primeros pasos.
Pero si mejorar es casi una obligación (y a veces algo sencillo, como lo que sucedió con la escalada de tensión que marcaban las primeras temporadas de Supernatural), lo que no es normal es que haya un verdadero salto cualitativo. Y eso es exactamente lo que sucede con la segunda temporada (que no es tal, si no una secuela) de Spartacus: Blood and Sand.
Y eso que parte de una desgracia y de un intento por parchear una situación que todo el mundo esperaba temporal. Y es que, por si no lo han leído ya por otros lados, parece ser que tras terminar la emisión y asegurarse la renovación, el protagonista cae gravemente enfermo. La cadena, para darle tiempo a recuperar su papel, se saca de la manga una media temporada de transición, a modo de precuela, que permita tanto alargar la llegada de esa segunda temporada como dar un poco de profundidad a los personajes secundarios.
Y así, de Spartacus: Blood and Sand, nace Spartacus: Gods of the Arena. Y resulta que con la mitad de capítulos les sale una HISTORIAZA (así en mayúsculas) que se desprende de varios lastres de su serie madre.
Spartacus: BaS es, en pocas líneas, la historia de los inicios del esclavo tracio que encabezó una de las grandes rebeliones contra Roma: es la de Kirk Douglas, pero como si hubiera sido rodada por Zack Snyder en vez de Kubrik. Y es que lo mejor de la historia son sus efectos visuales a lo 300, sus litros de sangre, su visceralidad, su mala leche y, por supuesto, sus desnudos (una serie que es carnaza para nuestros tiempos, vamos). Pero no la esperen vacía de contenido: no creo recordar haberme cruzado en mucho tiempo una serie que estuviera tan abocada al infortunio y la tortura de sus personajes. Es, por ponerlo en palabras sencillas, el lado tenebroso de la optimistérrima Phineas y Ferb. En BaS, todo acaba saliendo de la peor de las formas, y ningún esfuerzo será realmente recompensado. Cosa que agrada durante un rato, pero acaba poniendo muy nervioso.
En BaS, todo puede acabar convirtiéndose en mierda, y además salpicar hasta al más apartado.
Y es en este punto donde Spartacus: GotA, que narra la historia de la academia de gladiadores antes de que entre el tracio revoltoso, se crece al partir de una matanza anunciada y al no tener la necesidad de hacer hincapié en las desgracias en cadena. Así los guionistas aprovechan para profundizar en la narración, despreocupados de lo malo que pasará. Y ello incluso permite que varios de los desaprovechados personajes secundarios de la primera temporada se crezcan de tal forma que se espera con ansia su retorno en la que será la tercera temporada.
Y aún hay más. Porque, aunque me sepa mal ser un poco hijoputa, el peor lastre de Spartacus: BaS es el propio Spartacus, un llorón que tarda una eternidad de capítulos en molar, y que en ningún momento se gana las simpatías del espectador ni llega a crear empatía (culpa del guión, seguro, pero una cosa no quita la otra). Por eso su desafortunada desaparición para la precuela es el gran triunfo de ésta.
Y es que ahora mismo ando más interesado en cómo sigue la historia de los personajes que aparecen en la precuela por primera vez, aunque sus historias sean cronológicamente más antiguas y estuvieran casi acabadas en la serie original. Es curioso, porque el capítulo final de GotA deja una sensación de retro-cliffhager (ya sabemos lo que pasa después, pues lo hemos presenciado antes) la mar de interesante.
Y ahora que la tercera (o segunda, según se mire) temporada está al caer con el nombre de Spartacus: Vengeance, y sin el actor original (ya que ha sido sustituido definitivamente), sólo puedo esperar que sigan con ese aumento de la calidad y se mantenga tan trepidante como la han dejado.
Sea como sea, como dice un gran amigo:
“Spartacus: Vengeance llega para hacer del mundo un lugar mejor. ¡Ya era hora, joder!”
Si dudan de esta afirmación, les diré que de acuerdo: que cuando quieran quedamos a discutir delante de unas cervezas lo bien que comienzan las terceras temporadas de Pushing Daisies, Shark, V (2009), Human Target, Jericho, Masters of Horror, o (más o menos) medio millón de teleseries más. Y aún suerte si han tenido la oportunidad de intentar expresar las bondades de sus lineas argumentales con una segunda tanda de capítulos. Porque seguro que a vds. se les ocurren otra cantidad inmensa de series que fueron canceladas cuando habían dado apenas los primeros pasos.
Pero si mejorar es casi una obligación (y a veces algo sencillo, como lo que sucedió con la escalada de tensión que marcaban las primeras temporadas de Supernatural), lo que no es normal es que haya un verdadero salto cualitativo. Y eso es exactamente lo que sucede con la segunda temporada (que no es tal, si no una secuela) de Spartacus: Blood and Sand.
Y eso que parte de una desgracia y de un intento por parchear una situación que todo el mundo esperaba temporal. Y es que, por si no lo han leído ya por otros lados, parece ser que tras terminar la emisión y asegurarse la renovación, el protagonista cae gravemente enfermo. La cadena, para darle tiempo a recuperar su papel, se saca de la manga una media temporada de transición, a modo de precuela, que permita tanto alargar la llegada de esa segunda temporada como dar un poco de profundidad a los personajes secundarios.
Y así, de Spartacus: Blood and Sand, nace Spartacus: Gods of the Arena. Y resulta que con la mitad de capítulos les sale una HISTORIAZA (así en mayúsculas) que se desprende de varios lastres de su serie madre.
Spartacus: BaS es, en pocas líneas, la historia de los inicios del esclavo tracio que encabezó una de las grandes rebeliones contra Roma: es la de Kirk Douglas, pero como si hubiera sido rodada por Zack Snyder en vez de Kubrik. Y es que lo mejor de la historia son sus efectos visuales a lo 300, sus litros de sangre, su visceralidad, su mala leche y, por supuesto, sus desnudos (una serie que es carnaza para nuestros tiempos, vamos). Pero no la esperen vacía de contenido: no creo recordar haberme cruzado en mucho tiempo una serie que estuviera tan abocada al infortunio y la tortura de sus personajes. Es, por ponerlo en palabras sencillas, el lado tenebroso de la optimistérrima Phineas y Ferb. En BaS, todo acaba saliendo de la peor de las formas, y ningún esfuerzo será realmente recompensado. Cosa que agrada durante un rato, pero acaba poniendo muy nervioso.
En BaS, todo puede acabar convirtiéndose en mierda, y además salpicar hasta al más apartado.
Y es en este punto donde Spartacus: GotA, que narra la historia de la academia de gladiadores antes de que entre el tracio revoltoso, se crece al partir de una matanza anunciada y al no tener la necesidad de hacer hincapié en las desgracias en cadena. Así los guionistas aprovechan para profundizar en la narración, despreocupados de lo malo que pasará. Y ello incluso permite que varios de los desaprovechados personajes secundarios de la primera temporada se crezcan de tal forma que se espera con ansia su retorno en la que será la tercera temporada.
Y aún hay más. Porque, aunque me sepa mal ser un poco hijoputa, el peor lastre de Spartacus: BaS es el propio Spartacus, un llorón que tarda una eternidad de capítulos en molar, y que en ningún momento se gana las simpatías del espectador ni llega a crear empatía (culpa del guión, seguro, pero una cosa no quita la otra). Por eso su desafortunada desaparición para la precuela es el gran triunfo de ésta.
Y es que ahora mismo ando más interesado en cómo sigue la historia de los personajes que aparecen en la precuela por primera vez, aunque sus historias sean cronológicamente más antiguas y estuvieran casi acabadas en la serie original. Es curioso, porque el capítulo final de GotA deja una sensación de retro-cliffhager (ya sabemos lo que pasa después, pues lo hemos presenciado antes) la mar de interesante.
Y ahora que la tercera (o segunda, según se mire) temporada está al caer con el nombre de Spartacus: Vengeance, y sin el actor original (ya que ha sido sustituido definitivamente), sólo puedo esperar que sigan con ese aumento de la calidad y se mantenga tan trepidante como la han dejado.
Sea como sea, como dice un gran amigo:
“Spartacus: Vengeance llega para hacer del mundo un lugar mejor. ¡Ya era hora, joder!”
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4 comentarios :
Creo que no había comentado en un blog desde 2008.
Yo, lo sabe ya, celebro el regreso de Espartaco a lo grande. Difiero un poco de su apreciación en cuanto al personaje principalmente porque esa ñoñería del prota al inicio es un requisito indispensable para su evolución. Guión mediante, creo que es una de las primeras series que veo en las que no hay nada que sea de relleno sino que por el contrario, en cada episodio pasa ALGO que mueve la historia hacia lo que será el auténtico centro argumental: el momento en que la serie abandona el ludos y pasa a narrar la rebelión de los esclavos.
Dicho sea de paso que es imposible hablar de la serie sin mencionar LA SECUENCIA: aquella en la que Espartaco y Crixo se enfrentan a la Sombra de la Muerte. El que no se haga fan de la serie AHÍ no tiene perdón. ¿Y el final de "Party Favors"? Sin palabras.
Ya la comentaremos más a fondo cuando haga la (inevitable) visita a Barcelona para rendir tributo. Entretanto, me verá esperando la nueva temporada como el que más.
Entre otras cosas porque el trailer revela lo que todos en el fondo esperábamos: el regreso de ELLA http://starcasm.net/wp-content/uploads/2010/01/LucyLawlessAsLucretia-480x360.jpg?ggnoads
Un honor que rompa su abstinencia en este humilde blog!!!
El problema del personaje de Espartaco en si, creo que es que no tiene la personalidad suficiente para liderar la serie. Y es que va a la deriva demasiado tiempo. Así como el Gannicus de la precuela (ese es el personaje que quiero ver yo, aunque no le negaré que ver la venganza de la señorita sin-ley será un gustazo), es el guerrero mítico que representa al héroe en sentido estricto, Espartaco es un perdedor que se hace lider a dos capítulos del final de la serie. Para mi gusto, con él, han alargado argumentalmente demasiado el camino tortuoso del héroe.
Pero la serie MOLA MUCHO, pese a lo que pese.
Por otro lado, le esperamos en las tierras del sur con los brazos abiertos, ya lo sabe.
Para mi, la serie te engancha a partir del 3º capitulo de la primera temporada y luego ésta + precuela se consumen y se disfrutan sin complejos (a la precuela no le sobra ni le falta ni una coma, es lo que tienen las minisaeries). No creo que al personaje de spartacus le falte carisma, simplemente poco a poco se le ha ido dando importancia a la historia de los secundarios..en fin esperando con ansia la segunda temporada...
Tengo pendiente la precuela.
Y la primera me gustó mucho. Sobre todo por ese tonillo de "al final se va a armar muy gorda" que recorre todos los capítulos. Es raro ver una serie que reparta la tensión a lo largo de una temporada...
Y a mi Espartaco me caía bien... sobre todo por esa aura que desprendía tipo "soy un perro callejero, pero al final os vais a enterar".
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