Partiendo de una estructura argumental y narrativa semejante a la de El Protegido e introduciendo las capacidades sobrehumanas en una historia que arranca como horror sobrenatural pero que pronto da un vuelco hacia la convencionalidad de una historia con algunas pinceladas de humor excéntrico (como pueden ser esos dos extranjeros, completamente adaptados a la sociedad coreana, aunque nadie parece darse cuenta). Así se presenta Haunters, fábula sangrienta sobre la convivencia y el respeto, llevada al límite a través de dos personajes completamente antitéticos (pocas veces se pueden ver dos personajes tan poco identificables) que desencadenan una espiral de muertes alucinantes a partir del momento en que sus vidas se cruzan.
El joven Cho-In tiene una asombrosa habilidad: es capaz de controlar a cualquier persona que esté en su radio de visión. De niño sus padres veían este poder como una maldición, por lo que el pequeño se vio forzado a acabar con su padre (y casi con su madre) en defensa propia. Ese suceso y la doble pulsión hacia el resto de la gente (entre el horror y el menosprecio) le han convertido en una persona solitaria y aislada de la sociedad. Sólo interactúa con el resto de gente para conseguir dinero y satisfacer sus deseos. Esa soledad y la capacidad para pasar desapercibido (forzando a la gente a obviar su presencia) le ha convertido en una persona casi omnipotente, ya que nadie a su alrededor puede hacer nada que no él no permita. Pero llega un día que se encuentra con Kyu-Nam, un joven bonachón y despreocupado al que no le afectan los poderes de Cho-In y es capaz de tener voluntad propia en su presencia. Su encontronazo provoca un shock en los dos personajes, y así empieza la mutua persecución de dos seres con sorprendentes capacidades que pone en marcha los mecanismos dramáticos de una auténtica tragedia.
Quizás, lo mejor de la película es que lejos de intentar mantener forzosamente el misterio de los poderes de Kyu-Nam hasta el manido giro final, en Haunters las fuerzas que son capaces de desencadenar los protagonistas se van mostrando tan paulativamente como les son necesarias, como mero recurso adaptativo, y cuando al fin comienzan los títulos de crédito me queda la sensación de que no haber sido testigo de todo lo que podrían haber llegado a ser esos personajes.
Sensación la mar de motivadora y placentera , a qué negarlo...
El joven Cho-In tiene una asombrosa habilidad: es capaz de controlar a cualquier persona que esté en su radio de visión. De niño sus padres veían este poder como una maldición, por lo que el pequeño se vio forzado a acabar con su padre (y casi con su madre) en defensa propia. Ese suceso y la doble pulsión hacia el resto de la gente (entre el horror y el menosprecio) le han convertido en una persona solitaria y aislada de la sociedad. Sólo interactúa con el resto de gente para conseguir dinero y satisfacer sus deseos. Esa soledad y la capacidad para pasar desapercibido (forzando a la gente a obviar su presencia) le ha convertido en una persona casi omnipotente, ya que nadie a su alrededor puede hacer nada que no él no permita. Pero llega un día que se encuentra con Kyu-Nam, un joven bonachón y despreocupado al que no le afectan los poderes de Cho-In y es capaz de tener voluntad propia en su presencia. Su encontronazo provoca un shock en los dos personajes, y así empieza la mutua persecución de dos seres con sorprendentes capacidades que pone en marcha los mecanismos dramáticos de una auténtica tragedia.
Quizás, lo mejor de la película es que lejos de intentar mantener forzosamente el misterio de los poderes de Kyu-Nam hasta el manido giro final, en Haunters las fuerzas que son capaces de desencadenar los protagonistas se van mostrando tan paulativamente como les son necesarias, como mero recurso adaptativo, y cuando al fin comienzan los títulos de crédito me queda la sensación de que no haber sido testigo de todo lo que podrían haber llegado a ser esos personajes.
Sensación la mar de motivadora y placentera , a qué negarlo...
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3 comentarios :
Todos los años por esta época siento una terrible envidia, señor Yume. Que sepa que yo de mayor quiero ir algún año al festival. Porque si no puedo ir antes de muerto, tendré que ir después. Y entonces si que la lío... ;-)
jajaja, que sepa que para después de muerto este es el festival perfecto al que acudir!!!
No puedo ser más fan suyo Sr. Yume.
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