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viernes

Sitges 2018: Suspiria (Luca Guadagnino, 2018)



suspiria


Por Ricardo Riera

Tras una espera que se ha hecho eterna, finalmente ha llegado el momento; más o menos desde la época lejana en que iniciamos este blog llevamos escuchando acerca de un remake de Suspiria (1977), y ha sido sólo ahora, más de cuarenta años después, cuando ha salido esta nueva versión dirigida también por un italiano, Luca Guadagnino. El resultado será otra de esas cintas polémicas que dividirán al público en bandos irreconciliables, porque lo cierto es que esta nueva Suspiria (2018) es una película que muy poco tiene que ver con la original de Argento y aunque la referencia en más de una ocasión, se trata de un trabajo muy distinto que sigue su propio camino y su propio discurso, uno que requerirá del espectador una alta dosis de paciencia que en mi opinión se verá ampliamente recompensada.

En esta ocasión la trama se mantiene dentro de Alemania pero se traslada de Friburgo a Berlín en 1977, año de estreno de la cinta original y también en plena Guerra Fría con una ciudad dividida y sumida en la violencia. También es una ciudad gris, fría y triste, un ambiente diametralmente opuesto a la colorista propuesta de Argento. Es a esta ciudad a la que llega Susie, una joven aspirante a bailarina que abandona su América rural para entrar a vivir en una misteriosa academia de baile regentada por mujeres. Por supuesto, y esto es algo que la propia película no tarda en revelar ya desde una temprana (y gloriosa) escena de muerte, esta academia no es más que la tapadera de un aquelarre de brujas inmersas en una lucha por el poder y deseosas de buscar a una elegida que las ayude a completar un ritual del que no sabemos casi nada pero que se presagia como algo terrible.

Este conflicto no sólo dota a la película de un ángulo de misterio adicional sino que también sirve a las intenciones de Luca Guadagnino de reflejar la vida en una capital partida en dos que recoge como pocos lugares todos los demonios de la historia de Europa, y es precisamente a través de la representación de estas brujas y su lucha contra el mundo exterior donde vemos que se trata de una cinta muy actual a pesar de su ambientación, un trabajo además soberbio que pese a su duración de dos horas y media (casi una hora más que la cinta original) seduce prácticamente desde el primer minuto. Es también, como comentaba arriba, una película que requiere grandes dosis de paciencia, ya que es deliberadamente lenta y sobre todo muy gris y deprimente: en una clara contraposición a la película de Argento que no ha gustado nada a sus fans, este remake utiliza una paleta apagada sin colores primarios en la que lo que más destaca probablemente sea la sublime y absolutamente mágica presencia de su protagonista Dakota Johnson, que está aquí magnífica sobre todo en esa delirante secuencia final, sin duda la más entregada al horror y aquella que el espectador inevitablemente terminará recordando.

Es difícil recomendar esta nueva versión de Suspiria ya que es completamente distinta a la original, y sin embargo Guadagnino ha conseguido tomar la cinta de Argento y reconvertirlo en algo maravilloso que no sólo reinventa la original adaptándola a los tiempos modernos sino que además hace una muy atractiva revisión de la parte más oscura de la historia europea. Todos los aspectos técnicos son asimismo sobresalientes, y sus soberbias actuaciones apuntan a que este es un trabajo que, más que complacer al aficionado medio de cine de terror parece haber sido hecho para optar a la mayor cantidad de premios posibles. Con todo y eso su recepción ha dividido al público y despertado opiniones encontradas. Por mi parte me ha parecido una auténtica obra de arte que hace falta ver, y lo mejor es que seguramente tendremos oportunidad de hacerlo fácilmente: la película es también una de las producciones más publicitadas de la división cinematográfica de Amazon, con lo que su pronto estreno en su plataforma de streaming está más que asegurado. No os la perdáis.



yume

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